martes, 11 de junio de 2013

Los peritos discrepan sobre la vida útil del edificio de Las Estrellas

F. M. H. 11/06/2013 
 

El de los vecinos le da cuatro años de habitabilidad, el municipal, casi 50

Los dos peritos arquitectos que ayer declararon en el juicio por la demanda de los vecinos del bloque de Las Estrellas de Valdefierro, afectado por la célebre dolina, mostraron claras discrepancias en torno a la fecha límite para que el edificio, particularmente la escalera 5, sea inhabitable por la inclinación de la estructura. El primero, contratado por los vecinos, aseguró que existe "riesgo catastrófico" en el inmueble, y que convendría desalojarlo "antes del 2017", cuando la "distorsión angular" por el movimiento que aún experimenta provocará "que las puertas se abran o cierren solas o que los objetos rueden por el suelo"; el perito municipal, por su parte, retrasó esta fecha límite de habitabilidad a "dentro de 47 años", siempre que no se demuela la escalera, como pretende el ayuntamiento. El colapso tardaría aún cien años, incluso sin esta demolición, aseguró.
Ambos peritos depusieron ayer ante la jueza del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 4 de la ciudad y los letrados de los vecinos, algunos de los cuales piden indemnizaciones de hasta 200.000 euros por la combinación del valor de los pisos y los daños morales; frente a ellos, los representantes del consistorio y su aseguradora (como expedidores de la licencia de obra), el promotor y la constructora, entre los cuales deberá repartir la magistrada, si la encuentra, la responsabilidad del error en la edificación.
ZONA CONOCIDA
La existencia de la dolina fue, lógicamente, admitida por los arquitectos y el geólogo que ratificaron sus informes ayer. Como señalaron, estaba señalada ya en la cartografía aérea de la Confederación Hidrográfica del Ebro de principios de siglo, y sus efectos se hicieron patentes con el hundimiento de parte de las instalaciones de lo que luego sería la Hispano Carrocera, a finales de los años 60.
Pero el quid de la cuestión es si esos efectos era previsible que se extendieran a la zona donde se construyó el edificio de la avenida Las Estrellas. La zona fue dividida en parcelas, y la número 2, la afectada directamente por la dolina, se dejó como zona verde. Una decisión "poco afortunada" para el perito de los vecinos, ya que el riego y el pozo para sacar agua del freático pudo contribuir a desestabilizar más la dolina, "como baja el hielo de un granizado al sorber el líquido de abajo", según ilustró una letrada. Pero según coincidieron los peritos, este factor podría ser desdeñable.
La parcela 3, en la que se ubica el edificio, no tenía documento geotécnico alguno --al menos que conste--, que alertara sobre el riesgo de ser zona de subsidencia, es decir, la corona que rodea a una dolina y que también puede hundirse. Pero, sostienen los vecinos, había varios indicios.
Por ejemplo, que el Plan General de Ordenación Urbana que la califica como tal, aunque aprobado definitivamente en el 2001, ya contaba con la documentación en 1999, antes de que se construyese el edificio. O que un cercano centro comercial, construido antes que el bloque de viviendas, sí construyese unos pilotes de cincuenta metros para asentarse en suelo firme.
Según un informe del consistorio del 2007, encargado a un geólogo que declaró ayer, "la simple observación de la zona y la consulta --de otras obras-- habría hecho preceptiva la realización de estudios". Además, "la cimentación, aún estando dimensionada, entendemos que no fue la adecuada", concluyó el experto. Para el arquitecto municipal, "era muy difícil" prever que la dolina llegase tan lejos.

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