http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/el-juicio-del-edificio-las-estrellas-concluye-sin-acordar-si-hay-dolina_863630.html
F. M. H. 22/06/2013
El
juicio sobre la responsabilidad de los desperfectos en el edificio de
la avenida Las Estrellas de Valdefierro, cuya escalera cinco fue
declarada anteayer en ruina económica por el consistorio, concluyó ayer
sin que las partes se hayan movido un ápice de sus pretensiones, ni
siquiera sobre si existe la dolina: los vecinos --representados por los
letrados Santiago Palazón, Sagrario Valero, Luis Murillo y María Pueo--
consideran que, siendo ellos indiscutibles víctimas, la culpa habría que
repartirla entre el ayuntamiento, que concedió la licencia, los
arquitectos y el promotor. Todo en base a que ya se conocía la
dolina, y se podían prever problemas en sus inmediaciones. Así lo
señalaba el anexo del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que,
aunque aprobado en el 2001, ya estaba en tramitación en 1999, antes de
que se construyese el inmueble.
Por su parte, los letrados de
estos organismos reiteraron su ausencia de responsabilidad. Así,
Francisco Ribas, por parte del consistorio, insistió en que el
planeamiento urbanístico de la zona era correcto, y que la entrega de
licencia para la construcción es "un acto reglado". En otras palabras,
que el consistorio tiene obligación de conceder licencia, y que son los
constructores los que deberían preocuparse de que el edificio se
adecuase a las características del suelo, ya marcado como problemático
en el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) de la zona en 1995.
En similares términos se expresó la aseguradora del consistorio, por
boca de la letrada Virginia Laguna; así, alegó que si se trata de un
problema de planeamiento urbanístico, la responsabilidad del seguro
habría prescrito, y si fuera de licencia, los documentos aportados no
desaconsejaban concederla. Unos documentos que no incluyen un estudio
geotécnico específico de la parcela del edificio.
Jesús García
Huici, abogado del promotor, reiteró que los informes con los que
contaban hacían imprevisibles los movimientos, algo similar a lo que
sostuvo Carlos Lapeña, por parte de los arquitectos, que sigue sin ver
acreditada la existencia e influencia de la dolina.
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